Antes de hablaros de La abuelichi – sí, con mayúscula – quiero pediros disculpas por haber tenido el blog un poco abandonado. Primero, época navideña, que es siempre una locura, y después, principio de año, planificando y organizando todo lo que nos viene por delante… muy a mi pesar, he tenido que aparcar a un lado el blog ¡Pero ya estamos de vuelta!
Hace unos meses me escribió Mónica, una chica súper simpática que conozco de hace tiempo porque es súper fan de miteta ^_^ ¡Y yo de ella por haberme propuesto este proyecto taaan entrañable! Querían hacerle un homenaje a su abuela en forma de ilustración. Y así me la describió:
«abuelichi», así es como la llamábamos. Aunque a mí también me gustaba llamarla Dña. Elegancia, porque siempre iba impecable. Con sus labios pintaditos de rojo, su pelo arreglado de pelu, con ese color azulado tan chic, sus pendientes de perlas, su cadenita de lágrima, sus vestidos, nunca pantalones…
Cositas a destacar de ella, su alegría, siempre canturreaba ¡Siempre, siempre! Lo entrañable que era. No vi nunca a nadie, absolutamente a nadie, que hablara mal de ella. Todo su barrio (Son Dureta) la conocía por esa elegancia y saber estar, jiji.
Iba a misa los domingos y a caminar con sus tres mejores amigas de toda la vida, Maruja, Consuelo e Isabel, y algunas tardes se paraban a tomar un vermut, una cañita de media mañana o una gintonis (como ella le llamaba).
A la pizza, la llamaba piza (tal cual pronunciado), y hacía «zapatos» jugando a cartas con nosotras (los zapatos eran cuando se equivocaba o hacía que se equivocaba) y nos llamaba «hija» a toda la familia.
Tenía unos brazos dulces, suaves como ninguno y siempre estaban fresquitos. Yo me enganchaba a ellos siempre y se los tocaba. Brazos caídos de abuela pero que eran una pasada!
Cuando llegábamos a su casa, cada día, la conversación era:
nieta: Hola
abuelichi: ¡Holo, que es más gordo!
Y cuando le decías:
nieta: ¡Guapa!
abuelichi: ¡como Canelo, cuando era joven!
Luego, para andar por casa, siempre iba con algún batulín y alpargatas. Y, siempre, a todas horas, estaba haciendo ganchillo. Tenemos miles de muestras que hacía. Y cortinas, colchas, toallas,…Si te imaginas a la abuelichi era así, canturreando, haciendo ganchillo y feliz! Mirándote por encima de sus gafas. Creo que con esto, te podrás hacer una idea de lo que representaba en nuestras vidas ¡Murió con 91 años y hasta el último día, fue así! Para todos, ha sido y siempre será suuuuper especial. Y por eso, le queremos rendir este homenaje!
¡Qué bonito verdad! Cuando lo leí se me caía la lagrimita… Y seguro que a muchos de vosotros también ¿no?
Decidimos representarla con algunas de las cosas que más la caracterizaban: haciendo ganchillo y mirando por encima de las gafas, con su batín de rayas, el colgante de la lagrimita que nunca se quitaba, recién salida de la peluquería con ese tono blanco azulado…
Y así quedó la lámina con una de las frases que siempre decía: ¡Tan guapa, como canelo cuando era joven! Aún nadie sabe quién era canelo pero esa frase siempre estará en el recuerdo de toda la familia.
Mónica y sus primas sorprendieron a la familia el día de Navidad con este bonito regalo acompañado de una poesía que ellas mismas escribieron ¡Es buenísima!
Aunque de primero Fermina
prefería el segundo, Pilar
… la hacía mucho más Fina!
Como Canelo, siempre guapa y elegante
cabello azulado, rojo carmín en los labios
y una lágrima de oro en su colgante.
Andar erguido y saleroso,
por encima de sus gafas, mirada tierna,
risa limpia, y brazos de tacto meloso.
Por el pasillo, pedetes disimulados
los morros tatuados en el Don Simón
y esos ronquidos tan animados!
Bien sabéis hijos e hijas
que no era la reina en la cocina
pero inolvidables: su pepitoria, y sus torrijas.
Momento mítico: el papelillooooo!
después de un buen atracón de paella y Garrido
para seguir después, como si nada, con su eterno ganchillo
Mesa camilla y brasero, la reina de los zapatos,
en lugar de picas sacaba los bastos
y en la tele, mientras, los toros a todo trapo!
Viuda de Sastre, madre de cuatro elementas
La más pelota de sus adorados yernos,
Y con todos sus nietos, siempre contenta.
Qué grande eras abuelichi y cómo se te echa de menos
dónde estés, sabes cómo te queremos!
Jajaja… ¡Me parto con los pedetes!
¡Me ha encantado hacer este proyecto¡ ¡Fan de La abuelichi!
Muchas gracias Mónica y primas por contar conmigo y por dejarme compartirlo.
¿Qué os ha parecido? ¿No es un regalo precioso?!
Un saludo,
Candela